Ecuador.- Se quedó con el cuerpo de su esposo en casa por un día antes de lograr que lo retiraran. En las calles también los cadáveres esperan. La pandemia trastocó el trato a los muertos en Guayaquil, alimentando la sensación de horror en la ciudad más poblada de Ecuador.
El puerto de Guayaquil tiene la mayor tasa de mortalidad del país por la Covid-19 y la más alta de Latinoamérica: 1.35 muertos por cada 100,000 habitantes, por encima de la de Sao Paulo (0.92), según el médico salubrista Esteban Ortiz, de la Universidad de las Américas de Ecuador.
En medio del avance de la enfermedad, que en todo Ecuador deja casi 2,800 contagios, incluidos 98 muertos -la peor estadística regional después de la de Brasil-, Rosa Romero enfrentó la pérdida de su pareja, Bolívar Reyes, aparentemente por un infarto no relacionado con el virus.
La ama de casa de 51 años debió esperar hasta el día siguiente del deceso para que el servicio forense retirara el cadáver de su vivienda. Una semana después, no sabe dónde está.
El toque de queda de 15 horas que rige en esta ciudad de 2,7 millones de habitantes le ha dificultado todavía más la búsqueda.
La paralización detuvo el trabajo de cementerios y funerarias, que además se muestran reacias a lidiar con los muertos en sus viviendas por miedo a que hayan perecido por el nuevo coronavirus y sean fuente de contagio.
Las autopsias están restringidas y en un principio el gobierno, que también prohibió los tradicionalmente concurridos ritos funerarios, optó por imponer la cremación de las víctimas de la enfermedad, pero debió dar marcha atrás ante las críticas recibidas.
La pandemia «complicó el funcionamiento del sistema mortuorio de la ciudad, es entendible cuando existe un incremento de fallecidos, una limitación de personas para poder trabajar en todos los sectores», reconoció el portavoz oficial Jorge Wated.
CRUZADA POR LOS MUERTOS
El virus está castigando con fuerza a la provincia de Guayas y su capital, Guayaquil, donde se concentra el 70% de los casos y más de la mitad de los 98 fallecidos del país. En todo el planeta se cuentan cerca de un millón de infectados y más de 47,000 muertos.
El sistema de salud de Guayaquil está bajo máxima presión mientras su alcaldesa, Cynthia Viteri, cumple con la cuarentena tras haber contraído el virus.
Al mismo tiempo se viralizan videos que muestran a gente con tapabocas desplomándose o cuerpos botados en las vías.
El pánico ha dado paso a una sensación de horror por el trato que están recibiendo los cuerpos en esta calurosa y húmeda ciudad, en medio de la desinformación e imágenes sin filtro que se propagan por redes sociales más rápido que la enfermedad.
Blanca Moncada, una periodista de 31 años del diario Expreso de Guayaquil, se hizo eco del drama de los muertos desamparados. Lanzó una campaña en Twitter y en dos días ha difundido 50 casos, aunque no se sabe cuántos están relacionados con la pandemia.
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