La reina Isabel II de Inglaterra aceptó una recomendación médica para tomarse unos días de descanso y canceló un viaje a Irlanda del Norte, según informó el Palacio de Buckingham.
El palacio no dio más detalles sobre la decisión, pero dijo que la monarca de 95 años tiene “buen ánimo”, aunque decepcionada por no visitar Irlanda del Norte, donde asistiría a una serie de compromisos el miércoles y el jueves.
“La reina envía sus mejores deseos al pueblo de Irlanda del Norte y desea visitarles en el futuro”, dijo el palacio.
De momento, la reina reposa en el Castillo de Windsor, donde ha residido desde el comienzo de la pandemia de covid-19, el año pasado.
Se entiende que la decisión de cancelar el viaje no está relacionada al covid. Surge apenas días después de que Isabel fuera vista usando un bastón en un importante evento público, cuando asistió a la Abadía de Westminster para celebrar el centenario de la Legión Real Británica, una organización benéfica de las fuerzas armadas.
Previamente, la reina se había fotografiado antes con un bastón en 2003, pero fue después de una cirugía de rodilla.
Isabel, la monarca británica más longeva y con el reinado más largo, se prepara para celebrar su Jubileo de Platino, por 70 años en el trono, el próximo año.
La reina, que enviudó este año tras la muerte del príncipe Felipe, en abril a los 99 años, mantiene una apretada agenda oficial. El martes tuvo audiencias con diplomáticos y ofreció una recepción en el Castillo de Windsor para líderes empresariales mundiales.
A pesar de su gran edad, la monarca rechazó cortésmente el honor de ser nombrada “Vieja del año” por una revista británica. La revista Oldie (cuyo nombre quiere decir viejo o vieja), publicó el martes la respuesta de la reina luego de que le sugirieran seguir los pasos de otros galardonados como la actriz Olivia de Havilland y el artista David Hockney.
“Su Majestad cree que uno es tan mayor como se siente, y como tal, la Reina no cree que cumpla con los criterios relevantes para poder aceptar (el reconocimiento), y espera que encuentre un destinatario más digno”, decía una carta de su secretario privado adjunto, Tom Laing-Baker. La misiva terminaba “con los mejores deseos de Su Majestad”.
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