Durante unas semanas, el tiempo que duró la resaca de la eliminación en la Liga de Campeones, París se resignó a perder a su estrella Kylian Mbappé. Todo apuntaba a que el atacante de moda había visto en el Bernabéu que su futuro estaba allí.
Pero en las últimas horas la tendencia ha cambiado. El jugador mantiene viva la duda y ahora ya no tiene motivos para hacerlo, más allá de seguir siendo adulado por la grada del Parque de los Príncipes, que corea su nombre en una clara operación de seducción.
Si los aficionados lo hacen es porque piensan que tiene opciones y porque, frente a las noticias que llegan de Madrid, según las cuales la decisión de irse está tomada, creen al futbolista cuando asegura que la pelota está todavía en el aire.
Mbappé parece cómodo alimentando la duda. A falta de elementos contundentes, sus palabras son escudriñadas con microscopio en busca de alguna pista que permita clarificar su futuro.
En ese juego, sus palabras de anoche tras haber firmado otra obra maestra en el Parque de los Príncipes -dos goles y tres asistencias-, echaron más leña al fuego de la esperanza.
¿Seguir en el París Saint Germain (PSG) es posible?, le preguntó un periodista en la zona mixta cuando el jugador ya enfilaba hacia la puerta de salida: “Sí, claro”, respondió el jugador ya en la distancia.
Esa frase, nada más, abona la teoría de que la relación de fuerzas, que hasta ahora parecía inclinarse a favor del Madrid, ha cambiado de tendencia, en la voz de varios comentaristas del fútbol francés.
Antes, el jugador había reiterado que no ha tomado una decisión y que analiza cada detalle para no equivocarse.
“Estoy reflexionando porque hay elementos nuevos, muchas cosas y nuevos parámetros”, dijo el futbolista, que no dio más detalles sobre lo que pasa por su cabeza.