31 de enero de 2024.
Una vez que vivimos la difícil situación de la pandemia del Covid -19, que vino a aumentar los casos de enfermedades psicológicas y psiquiátricas, así como la demanda de especialistas en el ramo de la salud mental, he propuesto una reforma a la Ley de Salud Mental, para habilitar y fortalecer una línea telefónica única de emergencia.
Se trata de un canal de comunicación que se identifique con pocos números que puedan retenerse fácilmente, así como personal operativo suficiente para que atiendan a quienes sufran una patología de salud mental. Así como las crisis que emanen de una depresión o ansiedad.
Al abordar esta iniciativa sabemos que se puede contribuir significativamente a la atención de crisis en la salud mental, ofreciendo un apoyo inmediato y direccionando a las personas hacia una ayuda más especializada.
Este servicio tiene como objetivo proporcionar apoyo inmediato a las personas que estén experimentando una crisis en su salud mental, es decir, una especie de primeros auxilios.
Debemos entender que los primeros auxilios psicológicos, son recursos que sirven para las personas en emergencia o crisis, es un apoyo para su estabilidad emocional y física.
El Gobierno del Estado ha venido implementando mecanismos presenciales para la atención psicológica gratuita, donde reciben casos de intento de suicidio, en segundo lugar problemas relacionados a la depresión, seguidas de situaciones de ansiedad generalizada, conflictos de pareja, y relaciones familiares, esto es un indicador de que debemos fortalecer la atención primaria a estos problemas. En momentos donde no hay disponibilidad o acceso personalizado del personal médico.
Las personas que padecen trastornos mentales graves son más vulnerables durante las emergencias; por ello, requieren servicios de atención a la salud mental que satisfagan sus necesidades básicas.
Es necesario comentar que las situaciones de emergencia causan malestar a la mayoría de las personas, que se manifiesta, por ejemplo, en forma de ansiedad y tristeza, desesperación, trastornos del sueño, cansancio, irritabilidad o ira y/o dolor.
Estos efectos son habituales y suelen mitigarse con el tiempo. Sin embargo, es previsible que la prevalencia de los trastornos mentales frecuentes, como la depresión y la ansiedad, se duplique durante las crisis humanitarias.
No debemos olvidar que la protección y promoción de los derechos de las personas con problemas de salud mental y discapacidades psicosociales graves es particularmente importante en las emergencias humanitarias, e incluye las visitas, el seguimiento y el apoyo en instituciones psiquiátricas y residencias geriátricas.
Es necesario establecer vínculos y sistemas de derivación entre los especialistas en salud mental, los médicos generalistas, los profesionales sanitarios que trabajan fuera de los centros de salud y otros servicios como las escuelas, los servicios sociales y la ayuda humanitaria de emergencia que distribuye alimentos y agua y que proporciona cobijo o vivienda.