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Expone diputado Alejandro Gloria posicionamiento tras manifestaciones feministas

El posicionamiento que daré a continuación no es algo personal, sino es algo con lo cual he coincidido en vista de las manifestaciones que se han dado en torno a los acontecimientos de la semana y lo cual como diputado como vos de la gente pues quiero recalcar algunos de ellos.

Esta mañana en el periódico hoy su encabezado me pareció muy relevante y versa de la siguiente manera: “Cuando la tiranía es ley la revolución es un orden”, que es una frase establecida por Pedro Albizu Campos y posteriormente me encontré con manifestaciones que hacen tanto en mi correo personal como en mis redes sociales, una manifestación que me dejó impactado, se las comparto.

Las manifestaciones feministas de ayer en todo el país son, por muchas razones, una gran esperanza para los movimientos sociales, la justicia social y la esperanza de transformación en profundidad.

Los niveles de participación muestran un crecimiento exponencial y se caracterizan por su claridad de miras y objetivos (no dan concesión a nada ni a nadie). Su legitimidad está fuera de toda duda y se enfrentan a un enemigo sumamente violento con fuertes raíces en las instituciones de gobierno, el clero, el mercado y la sociedad tanto conservadora como de la llamada izquierda.

Preocupa ver sobre todo hoy el nivel de demonización del feminismo que mucha gente hace a través de los Bots, seleccionando y tergiversado imágenes que buscan desvirtuar y malinterpretar a dicho movimiento, pintándolo por supuesto en función de sus prejuicios más profundos (hay quienes incluso han reposteado mensajes sobre «somos los buenos contra los malos» esto son las palabras expresas del partido Neo-Nazi de España VOX, quiero creer que lo hacen sin darse cuenta).

Preocupa porque esto puede exacerbar más la denigración de la mujer e incrementar aún más la violencia machista. Lo que no parecen saber es que al atacar selectivamente a la ola feminista evidencian su falta de interés por comprender tanto el problema como la profundidad de la formidable respuesta y organización de estas luchadoras.

Confirman con sus ataques mismos la realidad de la prevaleciente misoginia, demuestran su afán de desviar la atención del verdadero problema y su amplísimo desdén de la ancestral inferiorización de la mujer y de la permanente violencia que enfrenta.

Tampoco comprenden que la transgresión a los símbolos de poder no es para complacer a la opinión pública, sino precisamente para indignar a las buenas conciencias, aquellas que normalmente son indiferentes al insulto, al acoso, a los golpes, a la esclavitud sexual, a la violencia, a la tortura sexual, al asesinato y a la desaparición que todos los días ocurren de manera creciente.

Nadie puede negar que lo que antes era normal, ahora, gracias a las mujeres alzadas, ya tiene nombre y puede ser social y legalmente sancionado, que quien guarda silencio tiende a la complicidad, y que quien quiera apoyar, mujer u hombre, tiene que hacerlo de manera contundente contra las innumerables expresiones concretas y cotidianas del patriarcado como sistema.

Soy hombre, pero eso no me debe impedir ver que el sexismo machista, junto al belicismo, el capitalismo y el racismo, nos destruye a todos y debe desaparecer.

Y para concluir quiero manifestarles lo que mi esposa me expresó a través de las redes:

Quizá pintar un monumento no sea la forma correcta de actuar o que las manifestaciones se hagan en los bienes culturales, pero la pintura compañeros, la pintura se puede quitar y los destrozos se pueden componer, las muertes jamás.

Lo expresado por las pinturas, se debe documentar como algo relevante e histórico, las manifestaciones en los monumentos apelan a la necesaria atención que debemos poner siempre al bienestar de quienes formamos parte fundamental de este país y en su gran mayoría son mujeres.